¡Vaya suerte
la del caracol! No se preocupa de hipotecas, de alquileres ni de avales. Más de
un aspirante a mileurista habrá soñado con nacer como el caracol, con su casa a
cuestas. Una casa que te permite el desapego a la tierra donde naces. Viajar
sin preámbulos, sin más objetivo que disfrutar del viaje.
¡Qué desgracia
la del caracol! En la seguridad de su hogar, en su descanso más íntimo, en su
miedo o su dolor, siempre está solo. La soledad acompañada. Rodeado del mundo
sin conectar con nadie. Tampoco con uno mismo.
¿De dónde proviene
el miedo a estar contigo mismo? ¿De cuántas actividades llenas tu vida para no
dejar un hueco que te permita sentarte y preguntarte cómo estás? ¿De cuánto
ruido te rodeas para no escucharte? ¿Qué es eso que te tienes que decir qué
tanto te asusta?
Hoy te
propongo que reserves 15 minutos de tu día para estar contigo. Para sentirte la
persona más importante en tu vida. Puedes estar en silencio concentrado en tu
respiración, no es necesario que pienses en nada, simplemente estate presente.
Si lo prefieres escríbete una carta y di aquello que no te atreves a decirte,
valora tus logros y acepta tus fracasos, alégrate de haberlos cometido y de lo
que te ha reportado su aprendizaje. Pasea de forma diferente, elije un camino
que no escojas habitualmente, disfruta del paseo, fíjate en los árboles, en los
animales que te encuentres, en el cielo, en las personas con las que te cruces.
Date una ducha con mimo, elije bien el gel, siente como el agua purifica tu
cuerpo y mente, permítete limpiarte de los pensamiento que giran sin sentido,
de las emociones negativas que has sentido durante el día.
Seguro que
puedes sacar 15 minutos para ti de tu jornada de 24 horas. Si realmente crees
que no puedes hacerlo, revisa tu vida. Si no tienes tiempo para ti, ¿Dónde o en
qué estás gastándolo?